lunes, 26 de marzo de 2012

A partir de la ingeniería de tejidos cultivan piel y producen hueso

A partir de la ingeniería de tejidos cultivan piel y producen hueso

La primera sirve a pacientes quemados o con cicatrices hipertróficas; el segundo, a personas con pérdida o nula recuperación de masa ósea por fracturas


Un equipo de académicos de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional cultiva piel humana y produce hueso a partir de lo que se conoce como ingeniería de tejidos.

Esta nueva rama de la medicina busca reparar o sustituir los tejidos u órganos dañados por diferentes causas, así como modular sus respectivas funciones.

Para alcanzar estos objetivos son necesarios tres elementos: 1) células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o de médula ósea; 2) “andamios” elaborados con biomateriales, para colocar esas células en ellos; y 3) citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquéllas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro que después será trasplantado a un modelo in vivo.

“Cuando, por ejemplo, uno toma células de cartílago y las coloca en un plato de cultivo, cambian de forma. Estas células son más o menos redondas, pero en un plato de cultivo se alargan y comienzan a producir colágena tipo 1, no tipo 2, que es la del cartílago. Ahora bien, si uno las toma y las coloca en un ‘andamio’, adquieren una forma redondeada y producen colágena tipo 2, no tipo 1”, explica Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular y Tisular de la FM.

Es decir, el hecho de que esas células sean colocadas en una estructura tridimensional como la del “andamio” les confiere una funcionalidad adecuada, característica del sitio de donde fueron tomadas, y, además, hace posible trasplantarlas a otro sitio para repararlo, con una función semejante o igual a la del tejido u órgano afectado.

La ingeniería de tejidos se vale de otras áreas del conocimiento tales como la histología (de la que desciende directamente), la inmunología, la bioquímica, las ciencias de los materiales y, por supuesto, la cirugía.

En forma de parches

Los académicos universitarios cultivan en laboratorio piel humana para colocarla, en forma de parches, en pacientes quemados o en personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con una gran retracción cutánea en alguna parte de su cuerpo.

“Con esta técnica tomamos una biopsia de la propia piel del paciente, lo cual evita un posible rechazo de ésta; luego la cultivamos en pequeñas cajas de cultivo y la expandimos. Podemos producir dos metros cuadrados en 20 días.”

Asimismo, producen constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, las cuales tardan varios meses en cerrar y, por desgracia, son muy frecuentes en nuestro país.

“En conjunto con el Hospital General Dr. Manuel Gea González, estamos llevando a cabo un estudio de efectividad. Nosotros proporcionamos los constructos cutáneos para que los apliquen allí y sean comparados con otros productos comerciales, como los parches coloidales. Hasta ahora hemos visto que nuestros constructos cutáneos dan mejores resultados”.

Ésta no es una piel perfecta, ni mucho menos, pues no tiene pelo, ni glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol); sin embargo, los académicos ya trabajan para mejorarla en el laboratorio.

“Le estamos añadiendo pelo en los parches, pero lo que nos falta es hacer más expedito, más rápido, el proceso de producción de estos últimos”, comenta Andrés Castell.

Recuperación de masa ósea

Castell y sus colaboradores producen también hueso para pacientes que presentan pérdida o nula recuperación de masa ósea por fracturas u otras causas.

Desde hace algunos meses realizan un estudio en el Instituto Nacional de Rehabilitación que consiste en transformar células de médula ósea en osteoblastos o células de hueso, poner éstos en un gel de plasma y colocarlos, a través de un catéter, en la cabeza del fémur de niños y adolescentes con necrosis en esa zona.

“A estos pacientes les están inyectando esas células de médula ósea transformadas en osteoblastos para ver si es posible recuperar la masa ósea que han perdido. El estudio concluirá en abril o mayo, y esperamos tener los resultados dentro de un año, más o menos”.

A dos pacientes mujeres del ISSSTE con fracturas de fémur no consolidadas les están colocando en las zonas afectadas células de médula ósea implantadas en hueso proveniente de cadáveres.

“Una de las pacientes se fracturó los dos fémures en un accidente automovilístico; ya ha sido operada siete veces, pero quedó inestable porque se le formó una pseudoarticulación en un fémur. Esperamos que esas células ayuden a consolidar las fracturas en dos o tres meses”.

Y luego de colocar también en zonas afectadas células de médula ósea transformadas en osteoblastos con una proteína semejante a colágena, los académicos universitarios han observado que aquéllas adquieren una mayor capacidad de producir proteínas de hueso.

Otro de los proyectos de Castell y sus colaboradores es crear a mediano plazo una Unidad de Ingeniería de Tejidos en la FM, donde se produzcan distintos tejidos y órganos destinados a hospitales.

(Fuente: El Universal - Cultura, 2012).

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